¿Tienes inquietudes, quieres ayudar a los mas desamparados?
Quizás alguna vez alguien te ha dicho que tú tienes las cualidades para ser monja o quizás tú misma te has planteado de vivir con mayor exigencia tu vida cristiana. Hay a quienes les espanta la idea de responder a la llamada que sienten en su interior, ya sea porque tienen prejuicios contra la vida religiosa, ya porque piensa en el qué dirán su familia, sus amigos y conocidos. Otros en cambio no saben qué es ser monja, o Madres de Desamparados, como lo somos nosotras, o si existen otras formas de consagración, porque no han escuchado hablar del tema. Puede que suceda que te sientes llamada a ayudar a los demás, sobre todo a los que más lo necesitan, te sientes bien con la sonrisa de un niño o la de una persona mayor.
La vocación para la vida religiosa o sacerdotal, no es para todos. Él llama a quien quiere para una misión concreta, para bien de la misma persona y para todos los hombres. La vocación no es egoísta ni sofocante para quien lo tiene, sino que es libertad y donación, entrega al Amor sin límites. Dios actúa por nuestro medio para que todos los hombres lleguen al conocimiento de la verdad, por eso llama siempre a hombres y mujeres a vivir de una manera comprometida la misma vida que su Hijo vivió en la tierra entre nosotros. La vocación, por tanto es servicio y gratitud.